jueves, 31 de diciembre de 2009

GRACIAS...



Gracias...
Un pensamiento extiende sus alas de libertad.
Un sentimiento proyecta su razón de ser,
el sueño se hace realidad en el camino
sereno hacia la Montaña en el pensar.

Gracias...
La palabra encuentra eco de sentidos
en una poesía, un cuento o un pensamiento.
La palabra fluye como el río en el mundo
generando nuevas construcciones de ilusión.

Gracias...
El poeta ayuda a descubrir el sentido existencial,
a descubrir en nosotros el goce natural,
a engrandecer el valor de nuestra intimidad
a la luz de contemplar la inmensidad.

Gracias...
Por entender la belleza de lo que somos,
la intimidad se esclarece en el trascender,
una luz guía al caminante en el peligroso
camino hacia el jardín de la Montaña.

Gracias...
El niño busca la luz en la Montaña,
el caminante está inquieto por las preguntas.
El niño exige respuestas lógicas,
el caminante narra un cuento de Ilusión.

Gracias...
¡Dichoso el niño que posee sus soledades!
¡Dichoso el caminante que encuentra el camino!
¡Dicho el lector que encuentra una ilusión!
¡Dichoso el hombre que vive en Libertad!

Por Luis I. Rodríguez

domingo, 27 de diciembre de 2009

SUEÑO CONTIGO -microcuento-



-Miro el firmamento y encuentro una solitaria figura. Las nubes danzan cual mariposas. Sus alas penetran el alma.

Una brisa ligera refresca mi cuerpo. Mi pensamiento está asombrado y el paraíso está friolento.

Una nube cubre la extraña figura. Un movimiento parece despertar al caminante. Pero una brisa acaricia mi rostro.

Estoy soñando. Una sonrisa aparece de repente. Extiendo los brazos, como si fuese a recibir un presente.

¿Qué sueño? - Nadie lo sabe.

-Sueño contigo, escuchando una sensual melodía al amanecer. La figura se desvanece y el caminante despierta de su intimidad.


Por Luis I. Rodríguez

viernes, 25 de diciembre de 2009

EL REGALO - Ray Bradbury -


Mañana sería Navidad, y aún mientras viajaban los tres hacia el campo de cohetes, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo por el espacio del niño, su primer viaje en cohete, y deseaban que todo estuviese bien. Cuando en el despacho de la aduana los obligaron a dejar el regalo, que excedía el peso límite en no más de unos pocos kilos, y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban la fiesta y el cariño.


El niño los esperaba en el cuarto terminal. Los padres fueron allá, murmurando luego de la discusión inútil con los oficiales interplanetarios.

-¿Qué haremos?

-Nada, nada. ¿Qué podemos hacer?


-¡Qué reglamentos absurdos!


-¡Y tanto que deseaba el árbol!


La sirena aulló y la gente se precipitó al cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar, y el niño entre ellos, pálido y silencioso.


-Ya se me ocurrirá algo - dijo el padre.


-¿Qué?... - preguntó el niño.


Y el cohete despegó y se lanzaron hacia arriba en el espacio oscuro. El cohete se movió y dejó atrás una estela de fuego, y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, subiendo a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Durmieron durante el resto del primer "día". Cerca de medianoche, hora terráquea, según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo:


-Quiero mirar por el ojo de buey.

Había un único ojo de buey, una "ventana" bastante amplia, de vidrio
tremendamente grueso, en la cubierta superior.

-Todavía no - dijo el padre.

-Te llevaré más tarde.


-Quiero ver donde estamos y adonde vamos.


-Quiero que esperes por un motivo - dijo el padre.


El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y otro, pensando en el regalo abandonado, el problema de la fiesta, el árbol perdido y las velas blancas. Al fin, sentándose, hacía apenas cinco minutos, creyó haber encontrado un plan. Si lograba llevarlo a cabo este viaje sería en verdad feliz y maravilloso.


-Hijo - dijo -, dentro de media hora, exactamente, será Navidad.


-Oh- dijo la madre consternada. Había esperado que, de algún modo, el niño olvidaría.


El rostro del niño se encendió. Le temblaron los labios.


-Ya lo sé, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron...


-Sí, sí, todo eso y mucho más- dijo el padre.


-Pero... - empezó a decir la madre.


-Sí- dijo el padre - Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo enseguida.


Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.


-Ya es casi la hora.


-¿Puedo tener tu reloj? - preguntó el niño.


Le dieron el reloj y el niño sostuvo el metal entre los dedos: un resto del tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el movimiento insensible.


-¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?


-A eso vamos - dijo el padre y tomó al niño por el hombro.

Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La
madre los seguía.

-No entiendo.


-Ya entenderás. Hemos llegado - dijo el padre.


Se detuvieron frente a la puerta cerrada de una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, en código. La puerta se abrió y la luz llegó desde la cabina y se oyó un murmullo de voces.


-Entra, hijo - dijo el padre.

-Está oscuro.

-Te llevaré de la mano. Entra, mamá.


Entraron en el cuarto y la puerta se cerró, y el cuarto estaba, en verdad, muy oscuro. Y ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, ojo de buey, una ventana de un metro y medio de alto y dos metros de ancho, por la que podían ver el espacio.


El niño se quedó sin aliento.


Detrás, el padre y la madre se quedaron también sin aliento, y entonces en la oscuridad del cuarto varias personas se pusieron a cantar.


-Feliz Navidad, hijo - dijo el padre.

Y las voces en el cuarto cantaban los viejos, familiares villancicos; y el
niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el vidrio frío del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, mirando simplemente el espacio, la noche profunda, y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas...

BRADBURY, Ray. El regalo. Cuento.

jueves, 24 de diciembre de 2009

AMOR


Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte

la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado, y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa --limpio de todo mal--.

¡Cómo sabría amarte, mujer cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.


NERUDA, Pablo. Amor. Poema

domingo, 20 de diciembre de 2009

EN EL DESFILADERO



La luz del día entra en el desfiladero,
el sonido del mar corre por mis venas
la brisa choca contra mi cuerpo y
el hielo de la indiferencia desaparece.

Una tenue voz se escucha en la profundidad
del desfiladero humano, un sonido, un grito,
un hielo penetra la mirada vagabunda,
la nieve de la montaña cae con alegría.

La vida irradia diafanidad matutina,
las gotas de agua recorren el camino,
una grieta calma la sed humana,
la vida bulle bajo los témpanos de hielo.

Los espectros de luz alegran
el camino cansino de un ermitaño,
sus pasos borran la ansiedad y la nostalgia,
una página se escribe con llanto de paz interior.

El camino de la montaña de hielo
está florido de justicia y libertad
anhelando la ruptura de la miseria humana,
la voz del silencio grita existencia.

El mar late silencioso en el laberinto,
el hombre rompe las cadenas de la guerra.
El mundo anhela una constante transformación,
el viento humano proyecta un cambio al interior.


Por Luis I. Rodríguez

viernes, 18 de diciembre de 2009

AROMOS - Nicanor Parra -


Paseando hace años
Por una calle de aromos en flor
Supe por un amigo bien informado
Que acabas de contraer matrimonio.
Contesté que por cierto
Que yo nada tenía que ver en el asunto.
Pero a pesar de que nunca te amé

-Eso lo sabes tú mejor que yo-
Cada vez que florecen los aromos
-Imagínate tú-
Siento la misma cosa que sentí
Cuando me dispararon a boca de jarro
La noticia bastante desoladora
De que te habías casado con otro.

PARRA, Nicanor. Aromos

martes, 15 de diciembre de 2009

UNA GOTA DE ROCÍO



"La vida es la constante
sorpresa de ver que existo."

Rabindranath Tagore


La vida es una gota de rocío

en su pureza al amanecer;

lentamente se desvanece

con el austro y el caluroso sol

camino matutino hacia el mediodía.

Cae en serena lluvia al atardecer,

para fundirse al anochecer con el amor.

La vida extiende sus brazos al germinar

las verdes ramas con la sustancia

creciente de plenitud y perfección.

El rocío da vida a la solícita sed,

el silencio profundiza el accionar

del hombre pensante en la intensidad

de su ser íntimo en proceso de transformación.

La gota de rocío está golpeando la ventana,

despierta la mente y una imagen penetra

e indaga por el valor de la existencia.


Por Luis I. Rodríguez

domingo, 13 de diciembre de 2009

¡LA HEMOS VUELTO A HALLAR!



¡La hemos vuelto a hallar!
¿Qué?, la Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.

Alma mía eterna,
cumple tu promesa
pese a la noche solitaria
y al día en fuego.

Pues tú te desprendes
de los asuntos humanos,
¡De los simples impulsos!
Vuelas según..

Nunca la esperanza,
no hay oriente.
Ciencia y paciencia.
El suplicio es seguro.

Ya no hay mañana,
brasas de satén,
vuestro ardor
es el deber.

¡La hemos vuelto a hallar!
-¿Qué?- -La Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.

RIMBAUD, Arthur. ¡La hemos vuelto a hallar! Poema

jueves, 10 de diciembre de 2009

LAS ISLAS - Fernando Pessoa -




Sé que unas islas hay al sur de todo
donde hay paisajes que no puede haber.
Cual terciopelo son, bellas al modo
del tejido que el mundo puede ser.

Lo sé bien. Espesuras frente al mar,
coral, declives, todo lo que es vida
tornado amor y luz, lo que el soñar
da a la imaginación anochecida.

Lo sé. Lo veo todo. El mismo viento
que del follaje agita allí el torpor
acaricia al pasar mi pensamiento
y el pensamiento juzga que es amor.

Sí lo sé, es bello, es luz, es imposible,
tiene color, existe y duerme, sí;
y, aunque tal vez no exista, es tan visible
que es una parte natural de mí.

Lo sé todo, sí, todo. Y sé también
que no es allí donde hay lo que allí está.
La luz de ese paisaje sé muy bien,
y por qué mar podemos ir allá.

PESSOA, Fernando. Las Islas. En Cancionero.

domingo, 6 de diciembre de 2009

EL REPOSO DEL FUEGO


(Don de Heráclito)

Pero el agua recorre los cristales
musgosarnente :
ignora que se altera,
lejos del sueño, todo lo existente.

Y el reposo del fuego es tomar forma
con su pleno poder de transformarse.
fuego del aire y soledad del fuego.
al incendiar el aire que es de fuego.
Fuego es el mundo que se extingue y prende
para durar (fue siempre) eternamente.

Las cosas hoy dispersas se reúnen
y las que están más próximas se alejan:

Soy y no soy aquel que te ha esperado
en el parque desierto una mañana
junto al río irrepetible en donde entraba
(y no lo hará jamás, nunca dos veces)
la luz de octubre rota en la espesura.

Y fue el olor del mar: una paloma,
como un arco de sal,
ardió en el aire.

No estabas, no estarás
pero el oleaje
de una espuma remota confluía
sobre mis actos y entre mis palabras
(únicas nunca ajenas, nunca mías):
El mar que es agua pura ante los peces
jamás ha de saciar la sed humana.

PACHECO, José Emilio. El reposo del fuego. Poema

martes, 1 de diciembre de 2009

UN HILO DE VIDA


Parece que estaba sollozando
cuando en sueños vi una araña,

se deslizaba en la penumbra
acariciando el hilo de la vida.


Era un minúsculo ángel
que protegía su figura danzante

con el sediento hilo protector
de una red victoriosa en la oscuridad.

Perpleja, abrumada
y angustiada
en la oscuridad,
quiso averiguar
por la oscilación reinante,
un extraño brillo asustó al visitante.

Dejé extendida mi mano,

observó con serenidad el obstáculo.

Un impulso salvador la invadió,
una pregunta por la vida la estremeció.

Desconsolada, retrocedió y le escuché decir:

¿Acaso te intereso, oh simple mortal?
¿Te interesa mi viaje en tu mundo?

¿O acaso no puedo tejer pensamientos?

Complacido y cauteloso,

me acerqué sigilosamente.

Al instante, retrocedió con angustia,
exclamando, mi vida pende de un hilo.


¿Qué lamento humano nos estremece?
¿Qué sentido tiene el suspiro humano?
¿Qué sentido tiene una red y un hilo?
¿Qué nos enseña la pequeña vagabunda?

Aprendamos a tejer la red
de pensamientos y sentimientos,

el hilo de la vida es la creatividad,
búsqueda de la verdadera iluminación.


Por Luis I. Rodríguez