Yo soy bella, ¡oh mortales! , como un sueño de piedra.
Mi seno -donde el hombre se desangra y expira-
Mudo, infinito amor al poeta le inspira,
Coronada de rosas lo mismo que de yedra.
Campea en el azul - esfinge impenetrable -:
Bajo alburas de cisne llevo un alma de nieve;
Odio los movimientos que las líneas remueve;
Lo mismo ignoro el llanto que la risa inefable.
Los poetas, absortos frente a mis actitudes
Que asumidas parecen de altivas magnitudes -
Consumirán sus días sondando las edades;
Que tengo para embrujo de amadores tan fieles,
-Espejos que trasmutan las guijas en joyeles-
Mis ojos, grandes ojos, de eternas claridades.
BAUDELAIRE, Charles. La belleza. Poema.
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