domingo, 20 de diciembre de 2009

EN EL DESFILADERO



La luz del día entra en el desfiladero,
el sonido del mar corre por mis venas
la brisa choca contra mi cuerpo y
el hielo de la indiferencia desaparece.

Una tenue voz se escucha en la profundidad
del desfiladero humano, un sonido, un grito,
un hielo penetra la mirada vagabunda,
la nieve de la montaña cae con alegría.

La vida irradia diafanidad matutina,
las gotas de agua recorren el camino,
una grieta calma la sed humana,
la vida bulle bajo los témpanos de hielo.

Los espectros de luz alegran
el camino cansino de un ermitaño,
sus pasos borran la ansiedad y la nostalgia,
una página se escribe con llanto de paz interior.

El camino de la montaña de hielo
está florido de justicia y libertad
anhelando la ruptura de la miseria humana,
la voz del silencio grita existencia.

El mar late silencioso en el laberinto,
el hombre rompe las cadenas de la guerra.
El mundo anhela una constante transformación,
el viento humano proyecta un cambio al interior.


Por Luis I. Rodríguez

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