Pasaron silenciosos dos ancianos,
vi la figura de seres despiertos y anhelantes...
Mis señores eran hermosas caricaturas
cuyo semblante alegre divertía en sí misma...
Eran caricaturas de la caricatura,
la verdad eran un recuerdo memorable...
Amigos caminantes y sonrientes
en la arena con pies de sabiduría...
Un viaje en la penumbra transforma
la ignorancia en alas de libertad...
Mis tiernas e hidalgas figuras,
las brumas de la edad trascienden la luz de la ilusión...
Por Luis I. Rodríguez
Sin ilusiones nadie vive, sean muchas o pocas son necesarias para el simple desarrollo del ser humano, que vayan acompañadas de alguna que otra ignorancia...puede ser...a esas edades todo se perdona..
ResponderEliminarUn saludo,Luis.