Nos es negado ser.
O tan sólo somos corriente; dóciles fluimos en todas las formas:
a través del día y de la noche, a la cúpula y al antro,
nos empuja siempre la sed de ser.
Así vamos llenando forma tras forma sin descansar jamás:
ninguna se torna patria nuestra, por suerte o por desgracia.
Siempre venimos de camino, eternos viadores;
no nos llaman ni el campo ni el arado: no cosechamos pan.
¿Qué quiere de nosotros el Señor? Lo ignoramos.
El juega con nosotros y somos como arcilla entre sus manos,
callada y maleable, que no ríe ni llora.
Y Dios la amasa, sí, pero nunca la quema.
¡Quedar petrificado algún día! ¡Perdurar!
He ahí nuestras ansias, eternamente inquietas;
mas tras ellas no queda más que un temblor pequeño
que nunca llega a hacerse reposo en el camino.
HESSE, Hermann. Lamentación. En Poemas.
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