La gran característica de este tipo de discurso consiste en que el emisor se considera a sí mismo garantía de verdad de lo que enuncia (es el elemento denominado "tercero garante" en el esquema de Jakobson). Este fenómeno es muy típico del discurso dogmático, político o religioso, en el que se suele declarar, por ejemplo: "eso lo dijo Marx, o Lenín o San Pablo", o cualquier autoridad venerada, como si tal cosa fuera suficiente para ser cierto. Es decir, no es el conjunto de un texto lo que se considera, sino su fuente indiscutible.
En el discurso dogmático no se apela a la corroboración por parte del destinatario, simplemente porque no la necesita. Se supone que el emisor mismo tiene la verdad, es decir, se confunden en una sola cosa, la autoridad y la razón.
Comparativamente, el religioso que cree en sus dogmas tiene hasta un poco más de razón que el marxista porque cree que lo que él está citando se lo dictó Alá o Mahoma, y Alá no puede estar equivocado; o se lo dictó el Espíritu Santo a alguien, y al Espíritu Santo ya no se le puede cuestionar nada.
En el discurso dogmático no se apela a la corroboración por parte del destinatario, simplemente porque no la necesita. Se supone que el emisor mismo tiene la verdad, es decir, se confunden en una sola cosa, la autoridad y la razón.
Comparativamente, el religioso que cree en sus dogmas tiene hasta un poco más de razón que el marxista porque cree que lo que él está citando se lo dictó Alá o Mahoma, y Alá no puede estar equivocado; o se lo dictó el Espíritu Santo a alguien, y al Espíritu Santo ya no se le puede cuestionar nada.
Zuleta, Estanislao. En El respeto en la comunicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario