viernes, 31 de julio de 2009

EL COMEDIANTE - Malcolm Lowry -



Toca el piano con una navaja de afeitar,
el acordeón con un par de tijeras;
un rigodón para todo su público,
¡es el Sweeny Tod de los improvisadores!
Aunque todos los hombres temen a este pariente pobre,
su música sutil produce una extraña sensación;
desafiando cualquier disección,
chisporroteando en ambiguos sonidos
oídos por quienes trataron con cíclopes y brujas,
y murieron en mares perfumados de heridas apestosas...
Bajo la navaja de afeitar, bajo la luz rota
de este mundo sin sentido, caeremos
así acariciados, en la mecedora a esperar;
leyendo locuras; observando el yo; no aceptando nada;
aceptándolo todo.

LOWRY, Malcolm. El Comediante. Poesía.

jueves, 30 de julio de 2009

UNA ROSA MENSAJERA...



Siento tu presencia viva a la distancia,
aquel sueño, en viento color de rosa
cuyos pétalos encienden la imaginación
latente en la sabia matutina al amanecer...

Tus alas resplandecen en frenesí áureo,
transformando el espíritu aventurero
en gotas cristalinas de vida angelical
aladas por el viento mensajero, un pensamiento...

Y el rocío cabalga sonriente en las verdes hojas
mecidas por la vibración oscilante
de aquel corcel de ensueño, que jadeante
en el camino busca una estancia con luz de ilusión...

Amor soñado, tus alas encantadas
danzan con el alba hacia mi estancia
con el frío rocío, figura sin trazos con luces
de rosas rugosas, absorbiendo mi pecho hambriento...

Galernas de amor encendido, activos pensamientos
deambulando brasas de amor en tu seno
acariciando el fulgor de la rosa ideal
descansando en tu sedosa almohada...

Pensamientos vacilantes que resplandecen con el rocío
en la brisa galopante camino a tu presencia,
oh mujer, llena de vida y fortaleza,
portadora de luz en rosa apasionada, el amor...

Por Luis I. Rodríguez

martes, 28 de julio de 2009

DESNUDOS - Juan Ramón Jiménez -


Nacía, gris, la luna, y Beethoven lloraba,
bajo la mano blanca, en el piano de ella...
En la estancia sin luz, ella, mientras tocaba,
morena de la luna, era tres veces bella.

Teníamos los dos desangradas las flores
del corazón, y si acaso llorábamos sin vernos...
Cada nota encendía una herida de amores...
-...El dulce piano intentaba comprendernos.-

Por el balcón abierto a brumas estrelladas,
venía un viento triste de mundos invisibles...
Ella me preguntaba de cosas ignoradas
y yo le respondía de cosas imposibles...

JIMÉNEZ, Juan Ramón. Desnudos. Poesía.

domingo, 26 de julio de 2009

RELÁMPAGO DE AMOR...




En silencio observé una figura resplandeciente...
En la colina estuvo jadeando un pensamiento,
más allá del horizonte visualicé un relámpago
de amor cuyas venas recorrían el firmamento;
mi cuerpo se sintió inseguro y adolorido.
Y aquella energía corría en ráfagas, cuyas preguntas
indagaban por el valor de la existencia
en los espacios ilimitados de una sedienta voz
que clamaba amor, libertad, seguridad
en aquel abismo de inseguridad.
Y el silencio escuchaba los lamentos humanos
en profunda quietud al natural sonoro...
Los rayos abrumaban al humilde soñador.
Y la naturaleza sonreía al ver la tristeza humana,
la impotencia de aquel mendigante
que un día destruyó su ser...
Y los silbidos del viento acariciaban los instantes
en la oscuridad mental de aquella voz pausada
en las estaciones muertas que impedían ver
la esencia radiante de todo ser...
Y la calma subyugó lo eterno en todo
lo espaciotemporal, dando rienda
al encuentro con mis pensamientos,
despertando el silencio del alma
en el aposento del filosófico quehacer...
Y la ráfaga alcanzó mi ser
en la profundidad sonora de aquel
inmenso amor en el silencio de la noche...
Por Luis I. Rodríguez

sábado, 25 de julio de 2009

ANSIEDAD DE MI SER...




Mi pensamiento se reflejó en una constelación,
mis brazos frágiles sostenían una ilusión.
Las estrellas brillaban y me consolaban...

Mi pensamiento andariego se estatizó,
mi cuerpo parecía una pluma en el aire,
sentí tristeza al verme vacío...

Mi mirada se perdió en lo espacial,
las estrellas parecían danzar en resplandor,
al instante floté ruidoso como la hojarasca...

Mi ilusión se desvaneció y caí petrificado,
sentí angustia al estar destrozado,
añoré al instante tus dulces besos y caricias...

Mi esperanza se sintió fortalecida por un momento;
tu mirada penetrante transformó mis pensamientos,
el sol calentó mi transparente ser...

Mi amor ardía cual fuego devorador de la naturaleza,
las cenizas coloreaban tu sonriente figura,
mis manos deambulaban por tu ondulado cuerpo...

Mi construcción buscó una explicación sucinta,
el valioso hecho de tener tu presencia
proyectó una fortalecida imagen vivencial del ser...

Mi sentimiento se abrazó al tuyo,
mis manos se deslizaban en tu figura,
tu imagen penetró en mi ser...

Mis palabras se esfumaron al amanecer,
la brisa trajo un olor a tu cuerpo natural,
un rayo de sol despertó la ansiedad de mi ser...

Por Luis I. Rodríguez

martes, 21 de julio de 2009

EL LIRIO ENCANTADO...




Un encanto de la naturaleza se ríe en proyección
humana, figurando el amor universal
de una radiante relación perdida.
Un reflejo acaricia la superficie de un aroma
vivo que encontré en el alma,
déjame mostrar el lirio sustancial
en potente fuerza de vida a la luz
de unos versos con andar incierto,
cuya fragancia cultiva una razón: el amor.
Tu ropa de infinita pureza llama
al inquieto viento oculto en la mar,
ondulando el aroma del amor airado
en la viva voz de la belleza, canta
un pétalo elevando sus brazos a
la inmensidad para absorber la energía
de aquella lámpara encendida,
la verdad, la vida en profundidad sonríe.
Tu reflejo fue mi espejo de vida,
tu pureza mi ilusión que vertió mi ansiedad
en la fragancia del exquisito almíbar
que trasciende la penumbra en intensidad
del vestido blanco, de los años embriagados
al amor sereno, que abrieron y suspiraron,
los años victoriosos cual pétalos en vida,
dando lo mejor de sí y dejando huella
en la mirada del náufrago que quiso
alcanzar y llevar consigo la fragancia
del lirio encantado en espíritu de miel,
en el vaso frágil de su inquieta alma...

Por Luis I. Rodríguez

lunes, 20 de julio de 2009

PALPAR - Octavio Paz -


Mis manos

abren las cortinas de tu ser
te visten con otra desnudez
descubren los cuerpos de tu cuerpo
Mis manos
inventan otro cuerpo a tu cuerpo

PAZ, Octavio. Palpar. Poesía.

domingo, 19 de julio de 2009

ÉTICA DE LA BASURA - Manuel Vicent -


“En Harvard, cinco premios Nobel de Química están dedicando su vida a resolver el problema de la basura humana, y después de muchos experimentos sólo han encontrado tres salidas para tanta inmundicia: escalarla de forma deportiva, ponerla en órbita en pequeños paquetes prensados o comérsela de nuevo aquí abajo. La cumbre más alta del Estado de Maine, en Norteamérica, es una montaña de desperdicios que ya comienza a ser coronada por los alpinistas más duros; de otro lado, pronto será necesario crear grandes estaciones espaciales para depositar en ellas el detritus sobrante de este planeta antes de convertir la Luna en el primer muladas organizado de la Vía Láctea. Mientras eso no llegue, la tercera solución es todavía la única que sirve: el vertedero general de la ciudad de México alimenta a varios millones de personas, y hay en el mundo innumerables seres, sin contar las ratas, cuya única esperanza es el cubo que otros dejan en el portal de la casa. Media humanidad quiere adelgazar y la otra media está muerta de hambre.

También algunos artistas de vanguardia han intentado convertir la basura en estética incorporándola a sus cuadros o extrayendo de ellas todas las luces que posee o las formas que adopta en medio del paisaje. No existe expresionismo más directo que una ladera llena de despojos: en ella se pueden encontrar, aparte de alguna esmeralda o el cuchillo del crimen, maniquíes de John de Andrea, cabezas decapitadas de John Davies y una exposición de los mejores tápies. Las esculturas de Chamberlain están hechas con fragmentos de automóviles destrozados; Richard Stankiewicz utiliza los desechos de acero soldados, y César ha creado sus Compresiones dirigidas con ayuda de las mismas gigantescas máquinas que sirven para reducir al tamaño de una caja de refrescos las viejas estructuras metálicas, los poderosos Cadillac. En su conjunto, si uno busca la propia alma en ellos, los grandes vertederos de la ciudad pueden constituir además una escuela de formación espiritual. La ética de la basura ha estimulado una corriente artística; hoy también podría servir de horizonte a los anacoretas, a los moralistas y a los desesperados.

En los países desarrollados, la persona se define por lo que desecha: el hombre se ha convertido en un ser orgánico que tira envases, restos de comida, trompetas oxidadas, lámparas rotas, medicinas caducadas, armas homicidas, marcos sin retrato, algodones empapados de sangre, lienzos con bodegones de frutas, gatos muertos, escayolas de piernas quebradas, helados podridos, junto a residuos de salchichas que conservan todo su esplendor. De noche pasan por la ciudad los camiones triturando la materia que a uno le abandona, y los basureros, que se reflejan en las tinieblas con las botas y los tirantes fosforescentes, levantan acta del estado de la sociedad.

-Mientras la gente arroje sólo papeles, residuos de comida y plásticos, no pasa nada. Lo peor es cuando en el cubo de la basura encuentras una mano a la que le han arrancado el anillo o un cadáver acuchillado.

-Eso sucederá pocas veces –le digo a este hombre que va encaramado en el pescante de este cohete espacial.

-No crea –responde-. Aquí se ve de todo.

-¿También algún tesoro?

-No es extraño que aparezca alguna vez un fajo de billetes o el cuerpo de un recién nacido.

-Las joyas, por sus destellos, son fáciles de descubrir en la oscuridad.

-Brillan mucho más que las navajas limpias.

De madrugada se ven largas caravanas de camiones de basura con las panzas ahítas de sustancia buscando el depósito general más allá de las colinas donde se levanta una columna de humo de color de rosa, y en muchas ciudades del planeta estas comitivas son esperadas por un ejército de escaladores mendigos que sueñan con hallar un famoso botín.

Por todos los grandes vertederos corren leyendas: siempre hay una diadema de esmeraldas perdida o un cuadro de Rendir que alguien no valoró. En las crestas de estas montañas de detritus también aparecen puntos de carne que son ecologistas desnudos de rodillas, los modernos santos, y al pie de los mismos volúmenes de basura acampan igualmente otros alpinistas auténticos, policías de la brigada criminal, simples hambrientos, investigadores estéticos, contratistas y expertos en fertilizantes.

-¿Qué busca usted?

-La pistola que mató un inocente.

-¿Y usted?

-Yo sólo busco algún resto de ensaladilla para comer.

-¿Y usted?

-Yo estoy aquí porque mi amante me ha abandonado. Formo parte de la basura.

En el vertedero general de la ciudad están todas las pasiones. Los científicos saben bien que el equilibrio del planeta es el mismo del alma humana, cuyo nivel se establece por el número de envases que desecha”.

VICENT, Manuel. Ética de la basura. En Espectros.

sábado, 18 de julio de 2009

EL EREMITA ASTUTO -Cuento hindú -





Era un eremita de muy avanzada edad. Sus cabellos eran blancos como la espuma, y su rostro aparecía surcado con las profundas arrugas de más de un siglo de vida. Pero su mente continuaba siendo sagaz y despierta y su cuerpo flexible como un lirio. Sometiéndose a toda suerte de disciplinas y austeridades, había obtenido un asombroso dominio sobre sus facultades y desarrollado portentosos poderes psíquicos. Pero, a pesar de ello, no había logrado debilitar su arrogante ego. La muerte no perdona a nadie, y cierto día, Yama, el Señor de la Muerte, envió a uno de sus emisarios para que atrapase al eremita y lo condujese a su reino. El ermitaño, con su desarrollado poder clarividente, intuyó las intenciones del emisario de la muerte y, experto en el arte de la ubicuidad, proyectó treinta y nueve formas idénticas a la suya. Cuando llegó el emisario de la muerte, contempló, estupefacto, cuarenta cuerpos iguales y, siéndole imposible detectar el cuerpo verdadero, no pudo apresar al astuto eremita y llevárselo consigo. Fracasado el emisario de la muerte, regresó junto a Yama y le expuso lo acontecido.

Yama, el poderoso Señor de la Muerte, se quedó pensativo durante unos instantes. Acercó sus labios al oído del emisario y le dio algunas instrucciones de gran precisión. Una sonrisa asomó en el rostro habitualmente circunspecto del emisario, que se puso seguidamente en marcha hacia donde habitaba el ermitaño. De nuevo, el eremita, con su tercer ojo altamente desarrollado y perceptivo, intuyó que se aproximaba el emisario. En unos instantes, reprodujo el truco al que ya había recurrido anteriormente y recreó treinta y nueve formas idénticas a la suya.

El emisario de la muerte se encontró con cuarenta formas iguales.

Siguiendo las instrucciones de Yama, exclamó:

-Muy bien, pero que muy bien.

!Qué gran proeza!

Y tras un breve silencio, agregó:

-Pero, indudablemente, hay un pequeño fallo.

Entonces el eremita, herido en su orgullo, se apresuró a preguntar:

-¿Cuál?

Y el emisario de la muerte pudo atrapar el cuerpo real del ermitaño y conducirlo sin demora a las tenebrosas esferas de la muerte.

El Maestro dice: El ego abre el camino hacia la muerte y nos hace vivir de espaldas a la realidad del Ser. Sin ego, eres el que jamás has dejado de ser.

Cuento hindú.

jueves, 16 de julio de 2009

ÁRBOL DE MI ALMA - José Martí -


Como un ave que cruza el aire claro
siento hacia mí venir tu pensamiento
y acá en mi corazón hacer su nido.
Ábrese el alma en flor: tiemblan sus ramas
como los labios frescos de un mancebo
en su primer abrazo a una hermosura:
cuchichean las hojas: tal parecen
lenguaraces obreras y envidiosas,
a la doncella de la casa rica
en preparar el tálamo ocupadas:
ancho es mi corazón, y es todo tuyo:
todo lo triste cabe en él, y todo
cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere!
De hojas secas, y polvo, y derruidas
ramas lo limpio: bruño con cuidado
cada hoja, y los tallos: de las flores
los gusanos del pétalo comido
separo: oreo el césped en contorno
y a recibirte, oh pájaro sin mancha
apresto el corazón enajenado!

MARTÍ, José. árbol de mi alma. Poesía.

martes, 14 de julio de 2009

EL SINO MISTERIOSO





Un poema de amor
hace sentir y vibrar el silencio del alma
en la voz clamorosa de la conciencia
angustiada y pensativa por la soledad.

Una palabra gime y pide a gritos
andar, volar hacia la majestuosa cima,
expresión de libertad y luz de vida,
batalladora pluma frente a la soledad.

El sino misterioso abraza
temeroso el vacío humano,
una palabra emerge del propio encanto,
del clamor astuto de la sedienta musa.

La fuerza impetuosa y radiante
surge del interior,
un pensamiento amoroso
cuestiona el quehacer del solitario ser.

La danza del luchador en el silencio
desborda en encuentro matutino,
la risa solidaria transforma el espíritu
del andariego participante de la imaginación.

El sol acaricia la frívola tez
del soñador que escucha
la viva voz del inocente niño,
rueda viviente del sonreír.

Somos eternos vagabundos
que miramos con extrañeza
el sentido del amor y la esperanza
en el juego del soñar en sí mismo.

&

El amor, la esperanza, la libertad...
caminos encantados para despertar...

Por Luis I. Rodríguez

sábado, 11 de julio de 2009

LA LARVA - Rubén Darío -


Como se hablase de Benvenuto Cellini y alguien sonriera de la afirmación que hace el gran artífice en su Vida, de haber visto una vez una salamandra, Isaac Codomano dijo:

-No sonriáis. Yo os juro que he visto, como os estoy viendo a vosotros, si no una salamandra, una larva o una ampusa.

Os contaré el caso en pocas palabras.

Yo nací en un país en donde, como en casi toda América, se practicaba la hechicería y los brujos se comunicaban con lo invisible. Lo misterioso autóctono no desapareció con la llegada de los conquistadores. Antes bien, en la colonia aumentó, con el catolicismo, el uso de evocar las fuerzas extrañas, el demonismo, el mal de ojo. En la ciudad en que pasé mis primeros años se hablaba, lo recuerdo bien, como de cosa usual, de apariciones diabólicas, de fantasmas y de duendes. En una familia pobre, que habitaba en la vecindad de mi casa, ocurrió, por ejemplo, que el espectro de un coronel peninsular se apareció a un joven y le reveló un tesoro enterrado en el patio. El joven murió de la visita extraordinaria, pero la familia quedó rica, como lo son hoy mismo los descendientes. Aparecióse un obispo a otro obispo, para indicarle un lugar en que se encontraba un documento perdido en los archivos de la catedral. El diablo se llevó a una mujer por una ventana, en cierta casa que tengo bien presente. Mi abuela me aseguró la existencia nocturna y pavorosa de un fraile sin cabeza y de una mano peluda y enorme que se aparecía sola, como una infernal araña. Todo eso lo aprendí de oídas, de niño. Pero lo que yo vi, lo que yo palpé, fue a los quince años; lo que yo vi y palpé del mundo de las sombras y de los arcanos tenebrosos.

En aquella ciudad, semejante a ciertas ciudades españolas de provincias, cerraban todos los vecinos las puertas a las ocho, y a más tardar, a las nueve de la noche. Las calles quedaban solitarias y silenciosas. No se oía más ruido que el de las lechuzas anidadas en los aleros, o el ladrido de los perros en la lejanía de los alrededores.

Quien saliese en busca de un médico, de un sacerdote, o para otra urgencia nocturna, tenía que ir por las calles mal empedradas y llenas de baches, alumbrado a penas por los faroles a petróleo que daban su luz escasa colocados en sendos postes.

Algunas veces se oían ecos de músicas o de cantos. Eran las serenatas a la manera española, las arias y romanzas que decían, acompañadas por la guitarra, ternezas románticas del novio a la novia. Esto variaba desde la guitarra sola y el novio cantor, de pocos posibles, hasta el cuarteto, septuor, y aun orquesta completa y un piano, que tal o cual señorete adinerado hacía soñar bajo las ventanas de la dama de sus deseos.

Yo tenía quince años, una ansia grande de vida y de mundo. Y una de las cosas que más ambicionaba era poder salir a la calle, e ir con la gente de una de esas serenatas. Pero ¿cómo hacerlo?

La tía abuela que me cuidó desde mi niñez, una vez rezado el rosario, tenía cuidado de recorrer toda la casa, cerrar bien todas las puertas, llevarse las llaves y dejarme bien acostado bajo el pabellón de mi cama. Mas un día supe que por la noche había una serenata. Más aún: uno de mis amigos, tan joven como yo, asistiría a la fiesta, cuyos encantos me pintaba con las más tentadoras palabras. Todas las horas que precedieron a la noche las pasé inquieto, no sin pensar y preparar mi plan de evasión. Así, cuando se fueron las visitas de mi tía abuela -entre ellas un cura y dos licenciados- que llegaban a conversar de política o a jugar el tute o al tresillo, y una vez rezada las oraciones y todo el mundo acostado, no pensé sino en poner en práctica mi proyecto de robar una llave a la venerable señora.

Pasadas como tres horas, ello me costó poco pues sabía en dónde dejaba las llaves, y además, dormía como un bienaventurado. Dueño de la que buscaba, y sabiendo a qué puerta correspondía, logré salir a la calle, en momentos en que, a lo lejos, comenzaban a oírse los acordes de violines, flautas y violoncelos. Me consideré un hombre. Guiado por la melodía, llegue pronto al punto donde se daba la serenata. Mientras los músicos tocaban, los concurrentes tomaban cerveza y licores. Luego, un sastre, que hacía de tenorio, entonó primero A la luz de la pálida luna, y luego Recuerdas cuando la aurora... Entro en tanto detalles para que veáis cómo se me ha quedado fijo en la memoria cuanto ocurrió esa noche para mí extraordinaria. De las ventanas de aquella Dulcinea, se resolvió ir a las de otras. Pasamos por la plaza de la Catedral. Y entonces...He dicho que tenía quince años, era en el trópico, en mí despertaban imperiosas todas las ansias de la adolescencia...

Y en la prisión de mi casa, donde no salía sino para ir al colegio, y con aquella vigilancia, y con aquellas costumbres primitivas... Ignoraba, pues, todos los misterios. Así, ¡cuál no sería mi gozo cuando, al pasar por la plaza de la Catedral, tras la serenata, vi, sentada en una acera, arropada en su rebozo, como entregada al sueño, a una mujer! Me detuve.

¿Joven? ¿Vieja? ¿Mendiga? ¿Loca? ¡Qué me importaba! Yo iba en busca de la soñada revelación, de la aventurera anhelada.

Los de la serenata se alejaban.

La claridad de los faroles de la plaza llegaba escasamente. Me acerqué. Hablé; no diré que con palabras dulces, mas con palabras ardientes y urgidas. Como no obtuviese respuesta, me incliné y toqué la espalda de aquella mujer que ni quería contestarme y hacía lo posible por que no viese su rostro. Fui insinuante y altivo. Y cuando ya creía lograda la victoria, aquella figura se volvió hacia mí, descubrió su cara, y ¡oh espanto de los espantos! aquella cara estaba viscosa y deshecha; un ojo colgaba sobre la mejilla huesona y saniosa; llegó a mí como un relente de putrefacción. De la boca horrible salió como una risa ronca; y luego aquella «cosa», haciendo la más macabra de las muecas, produjo un ruido que se podría indicar así:

-¡Kgggggg!...

Con el cabello erizado, di un gran salto, lancé un gran grito. Llamé.

Cuando llegaron algunos de la serenata, la «cosa» había desaparecido.

Os doy mi palabra de honor, concluyó Isaac Codomano, que lo que os he contado es completamente cierto.

RUBÉN DARÍO. La larva. Cuento.

viernes, 10 de julio de 2009

HABLAR DE SUEÑOS...




Si es bueno vivir,
todavía es mejor soñar,

y lo mejor de todo,
despertar.
- Antonio Machado -


Quiero hablar de sueños.
Con el tiempo se perdieron
y
gracias a ti, Sabiduría volvieron.
Camino al amor se proyectan pensamientos…

Déjame esbozar y hablar de sueños.

Con el tiempo se esfumaron
en rayos
oscuros en el celestial vacío.
Camino a lo etéreo, me pierdo pensando en ti…

¡Un sueño despierta, la aurora!

Estoy angustiado y petrificado,
confiando en vivir la intensa realidad.
Camino al atardecer, sigo soñando despierto…

El solitario enmudece en el horizonte.

El inmenso libro de la vida está abierto
y
el lenguaje crea fantasmagóricas imágenes.
Camino del amanecer, surge un pensamiento…

El pensamiento retumba en el laberinto.
El camino pedregoso se torna esquivo
y
la angustia se torna en mariposa.
Camino del despertar, camino de la creatividad…

Por Luis I. Rodríguez

jueves, 9 de julio de 2009

PEQUEÑA AMÉRICA -Pablo Neruda -


Cuando miro la forma
de América en el mapa,
amor, a ti te veo:
las alturas del cobre en tu cabeza,
tus pechos, trigo y nieve,
tu cintura delgada,
veloces ríos que palpitan, dulces
colinas y praderas
y en el frío del sur tus pies terminan
su geografía de oro duplicado.

Amor, cuando te toco
no sólo han recorrido
mis manos tu delicia,
sino ramas y tierra, frutas y agua,
la primavera que amo,
la luna del desierto, el pecho
de la paloma salvaje,
la suavidad de las piedras gastadas
por las aguas del mar o de los ríos
y la espesura roja
del matorral en donde
la sed y el hambre acechan.
Y así mi patria extensa me recibe,
pequeña América, en tu cuerpo.

Aún más, cuando te veo recostada
veo en tu piel, en tu color de avena,
la nacionalidad de mi cariño.
Porque desde tus hombros
el cortador de caña
de Cuba abrasadora
me mira, lleno de sudor oscuro,
y desde tu garganta
pescadores que tiemblan
en las húmedas casas de la orilla
me cantan su secreto.
Y así a lo largo de tu cuerpo,
pequeña América adorada,
las tierras y los pueblos
interrumpen mis besos
y tu belleza entonces
no sólo enciende el fuego
que arde sin consumirse entre nosotros,
sino que con tu amor me está llamando
y a través de tu vida
me está dando la vida que me falta
y al sabor de tu amor se agrega el barro,
el beso de la tierra que me aguarda.

NERUDA, Pablo. Pequeña América. Poema.

miércoles, 8 de julio de 2009

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO - Gabriel Celaya -




Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

CELAYA, Gabriel. La poesia es un arma cargada de futuro. Poema.

lunes, 6 de julio de 2009

ME ENCANTA DIOS -Jaime Sabines -





Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega. Y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna y nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe de las manos.

Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero eso a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida sea para siempre.

Ahora los científicos salen con su teoría del Bing Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.

A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los anbióticos- ¡bacterias mutantes!

Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.

Mueve una mano y hace el mar, mueve otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira.

Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.

A mí me gusta, a mí me encanta Dios.

Que Dios bendiga a Dios.

SABINES, Jaime. Me encanta Dios. Poema.

sábado, 4 de julio de 2009

ERA EL ALBA -José María Eguren -





Era el alba,
cuando las gotas de sangre en el olmo
exhalaban tristísima luz.

Los amores
de la chinesca tarde fenecieron
nublados en la música azul.

Vagas rosas
ocultan en ensueño blanquecino,
señales de muriente dolor.

Y tus ojos
el fantasma de la noche olvidaron,
abiertos a la joven canción.

Es el alba;
hay una sangre bermeja en el olmo
y un rencor doliente en el jardín.

Gime el bosque,
y en la bruma hay rostros desconocidos
que contemplan el árbol morir.

EGUREN, José María. Era el alba. Poesía.

viernes, 3 de julio de 2009

¿EXISTES? ¿NO EXISTES? -Dámaso Alonso -


I

¿Estás? ¿No estás? Lo ignoro; sí, lo ignoro.
Que estés, yo lo deseo intensamente.
Yo lo pido, lo rezo. ¿A quién? No sé
¿A quién? ¿a quién? Problema es infinito.

¿A ti? ¿Pues cómo, si no sé si existes?
Te estoy amando, sin poder saberlo.
Simple, te estoy rezando; y sólo flota
en mi mente un enorme «Nada» absurdo.

Si es que tú no eres, ¿qué podrás decirme?
¡Ah!, me toca ignorar, no hay día claro;
la pregunta se hereda, noche a noche:
mi sueño es desear, buscar sin nada.

Me lo rezo a mi mismo: busco, busco.
Vana ilusión buscar tu gran belleza.
Siempre necio creer en mi cerebro:
no me llega más dato que la duda.

¿Quizá tú eres visible? ¿O quizá sólo
serás visible, a inmensidad soberbia?
¿Serás quizá materia al infinito,
de cósmica sustancia difundida?

¿Hallaré tu existir si intento, atónito,
encontrarte a mi ver, o en lejanía?
La mayor amplitud, cual ser inmenso,
buscaré donde el mundo me responda.

II

¿Pedir sólo lo inmenso conocido?
¿Pedir o preguntar al Universo?
No al universo de la tierra nuestra,
bajo, insensible, monstruoso, duro;

sí al Universo enorme, ya sin límites,
con planetas, los astros, las galaxias:
tal un dios material, flotando luces
en billones de años, sin fronteras.

Allí hay humanidades infinitas;
las llamo tal, mas son de extrañas formas:
nada igual a los hombres de esta tierra,
que aquí lloramos nuestra vida inmunda.

¡Extremado universo, inmenso, hermoso!
Con eterna amplitud, materias cósmicas,
avanzan infinitas las galaxias,
nebulosas: son gas, sólidas, líquidas.

III

Inmensidad, cierto es.
Mas yo no quiero
inmensidad-materia; otra es la mía,
inmateria que exista (¡ay, si no existe!),
eterna, de omnisciencia, omnipotente.

No material, ¿pues qué? Te llamo espíritu
(porque en mi vida espíritu es lo sumo).
Yo ignoro si es que existes; y si espíritu.
Yo, sin saber, te adoro, te deseo.

esto es máximo amor; mi amor te inunda;
el alma se me irradia en adorarte;
mi vida es tuya sólo ( ¿ya no dudo?).
Amor, no sé si existes. Tuyo, ¿te amo?

ALONSO, Dámaso. ¿Existes? ¿No existes?. Poema.

jueves, 2 de julio de 2009

EL AIRE HUELE A HUMO - José Agustín Goytisolo -

A Gabriel Celaya y a Amparo Gastón,
Que tanto le quiso y le quiere todavía.


¿Qué hará con la memoria
de esta noche tan clara
cuando todo termine?
¿Qué hacer si cae la sed
sabiendo que está lejos
la fuente en que bebía?

¿Qué hará de este deseo
de terminar mil veces
por volver a encontrarle?

¿Qué hacer cuando un mal aire
de tristeza la envuelva
igual que un maleficio?

¿Qué hará bajo el otoño
si el aire huele a humo
y a pólvora y a besos?

¿Qué hacer?¿Qué hará? Preguntas
a un azar que ya tiene
las suertes repartidas.

GOYTISOLO, José Agustín. El aire huele a humo. Poema.

miércoles, 1 de julio de 2009

LA EXISTENCIA...


El caminante mira el nublado horizonte,
se cuestiona en su interior…

El silencio escucha pausado,
pareciendo reprochar con indignación la tarea…

El eco interroga en lejanía cristal,
respondiendo a una mirada humana en el espejo…

El viento acompaña al infatigable caminante,
impulsándolo con su vibración
hacia los cimeros riscos de la montaña que tranquilizan…

Una voz misteriosa clama desde el negro abismo,
estupefacto el infatigable luchador grita…

Una mirada al celeste gris
está haciendo perder la razón…

Una luz de Infinitud viviente
emana de lo profundo de su ser…

Una mano tendida y poderosa
busca afanosa auxiliar al ermitaño…

El pensamiento está llegando a ser
el encanto vivencial del paraíso interno…

La existencia…

Por Luis I. Rodríguez